Proyecto: REVITALIZAR EL PATRIMONIO MEDIANTE LA NATURALIZACIÓN DEL ESPACIO PÚBLICO
Ganador Concurso Ideas and Sketches Students Competition RIBA – Reimagining Cities and Towns post-COVID
Autoras/es: Aranza Rubilar, Rosario Burgos y Matías Carrillo
Ubicación: Mercado Central de Concepción
Profesores: Iván Cartes, Sergio Baeriswyl
AÑO: 2021
Alumnas/o autores del proyecto ganador junto a los profesores del Taller de Proyecto VIII (de izquierda a derecha: Sergio Baeriswyl, Matías Carrillo, Rosario Burgos, Aranza Rubilar, Iván Cartes)
MEMORIA DEL PROYECTO:
Tras el incendio ocurrido en 2013 en el Mercado Central de Concepción, este nunca volvió a funcionar como antes. Dejó sin trabajo a 370 familias; y aquel hito característico del centro urbano que reunía a familias y mercaderes en un ambiente de cotilleo y cercanía, cerró sus puertas.
Es por ello que se propone renovar este gran espacio perdido en un nuevo mercado, con una visión ecológica que le permita no sólo volver a instaurarse como hito penquista, sino adoptar un nuevo estilo de vida que conlleve la auto sustentabilidad alimentaria y por ende, poder sobrellevar las próximas crisis económicas, sociales y ambientales que depare el futuro, pudiendo desprenderse de a poco de los organismos externos.
Este nuevo mercado mantendría las características estructurales del cascarón original, sin embargo, su disposición espacial interior se adaptaría a las necesidades de un espacio público traspasable y recorrible, que a su vez presente huertos propios. Así se evita depender exclusivamente de la importación nacional para el abastecimiento local.
La nave central del mercado, bajo la bóveda, presentaría varios viveros verticales ubicados sobre andamios, con la intención de seguir manteniendo el carácter industrial original del edificio; y junto a los andamios se encontrarían los puestos comerciales, que aprovecharían las mismas estructuras para generar diferentes formas e ir acomodándose y moviéndose según las necesidades de la gente, creando una arquitectura flexible, efímera y versátil. Además, el edificio contaría con un subterráneo que almacene aguas lluvias, permitiendo regar los mismos huertos y acceder a este recurso tan imprescindible en tiempos de crisis.
La doble altura de la nave central remarcaría el carácter público y transitable del edificio, mientras que el perímetro se destinaría a actividades más privadas y de carácter educativo, además, la estructura de la bóveda permitiría un juego de luces rítmico sobre el mismo mercado.
De esta manera el Mercado Central renacería como una nueva fuente alimentaria, social y comercial dentro del Gran Concepción y sus familias.